viernes, 20 de diciembre de 2013



TÍTULO: Toro Salvaje (Raging Bull)
DIRECTOR: Martin Scorsese
AÑO: 1980
PROTAGONISTAS: Robert De Niro, Joe Pesci, Cathy Moriarty y Nicholas Colasanto.
GÉNERO: Drama/Autobiografía
DURACIÓN: 129 minutos
SINOPSIS: Nueva York. Jake La Motta (Robert De Niro) es un joven boxeador obsesionado con lograr el título de campeón de los pesos medios. Ayudado por su hermano y manager Joey (Joe Pesci) Jake saboreará el éxito pero también verá como pronto su sueño se convierte en pesadilla. La tormentosa relación que mantiene con su mujer (Cathy Moriarty), sus propias inseguridades y la presión que ejerce sobre él la mafia convertirán al boxeador en un personaje mediocre y desgastado que verá como todo su mundo se derrumba.
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Las películas de deportes no son lo mío. ¿Million Dólar Baby? Lo siento por Eastwood (Clint, te quiero) pero he sido incapaz de terminarla y mira que lo he intentado. ¿Rocky? Me quedo sólo con ese Stallone corriendo a todo trapo por las calles de Philadephia al ritmo de Eye Of The Tiger y el resto de sus interminables secuelas mejor ni las menciono. Podría estar un buen rato nombrando más películas deportivas y explicando porque no me enganchan pero el resultado sería el mismo: NO SON LO MIO.

Antes de que los amantes del deporte y el cine me crucifiquen o me hagan el vade retro os diré que, como en todo, siempre hay excepciones. En este caso son dos películas de esta temática que, lo reconozco, me encantan.

 La primera de ellas es Invictus, dirigida en 2009 por Clint Eastwood (¿ves como te quiero Clint?) y protagonizada por Matt Damon y Morgan Freeman. No sé si será el retrato que se hace de Mandela, el maravilloso poema de William E. Henley que se recita varias veces a lo largo de la película o el hecho de que el señor Freeman me parece un actorazo como la copa de un pino, el caso es que se trata de un film que recomiendo encarecidamente.

La otra película de temática deportiva que ha conseguido que no me duerma en los laureles es la que os traigo hoy, Toro Salvaje. La volví a ver hace poco con mi amiga Miryam, una enamorada de Scorsese, y aunque no me acordaba de casi nada la trama consiguió captar mi atención hasta el final. Vamos, que la recomiendo a voz en grito y por varios motivos.

No sólo cuenta con el tándem De Niro-Scorsese que, para mí, es uno de los mejores que nos ha regalado la historia del cine sino que, además, Toro Salvaje es un compendio de superación,  lucha, éxito y fracaso y un claro ejemplo de cómo lo que deseamos se puede volver en nuestra contra cuando menos lo esperamos.

Robert De Niro & Martin Scorsese
La película está basada en la novela biográfica del ex boxeador Jake La Motta, titulada  Raging Bull: My Story. En 1974, Robert De Niro estaba inmerso en el rodaje de El Padrino II y Scorsese  realizando el film Alicia ya no vive aquí. Entre toma y toma, De Niro leyó el libro y quedó tan fascinado con la historia que le propuso a Scorsese la adaptación de la novela a la gran pantalla. En un primer momento, el director rechazó el proyecto alegando que ya tenía otras películas en mente, pero tras el fracaso de New York, New York en 1977, De Niro volvió a proponerle la idea a Scorsese y esta vez el realizador, sumido en una grave depresión, aceptó encantado.

Uno de los primeros problemas que se le plantearon al director fue la adaptación de la novela a un guión cinematográfico. El libro original repasaba la vida de Jake La Motta durante un periodo de 50 años, por lo que resumirlo iba a ser un asunto peliagudo. Sin saber cómo enfocar el asunto y con la preproducción de la película estancada, Scorsese le envió la novela al guionista Mardik Martin para que este hiciera un primer tratamiento del script. El resultado fue un desastre, Mardik le enseñó  a Scorsese un guión tan largo y enrevesado que no había por donde cogerlo, asique el director, a punto del colapso, le pidió a Paul Schrader, con quien ya había trabajado en Taxi Driver, que hiciera una nueva versión.

Pasadas unas semanas, el guionista le envió a Scorsese un nuevo script y, a pesar de que incluía demasiadas palabrotas (la palabra fuck se dice 114 veces) y un sinfín de escenas violentas y sexuales, este recibió la aprobación del director. Finalmente, y con el guión de Schrader aún caliente entre las manos, Martin Scorsese y Robert De Niro se marcharon a la Isla de San Martin, en el Mar Caribe, en donde terminaron de pulir y estructurar el escrito en 20 días.

Una vez establecido el guión llegó la hora de elegir al elenco. Desde un primer momento, Scorsese no tuvo dudas acerca de quien iba a encarnar a Jake La Motta. O lo hacía Robert De Niro o no lo hacía nadie y no sólo porque el actor ya hubiera interpretado con éxito a un personaje violento, inseguro e imprevisible (recordad al Travis Bickle de Taxi Driver) sino porque el director sabía que De Niro se dejaría la piel en su papel. Como buen actor de método, De Niro se ha caracterizado a lo largo de su carrera por mimetizarse exageradamente con sus personajes, hasta tal punto que no se sabe nunca donde comienza él y donde la actuación. Y para que veáis que se de lo que hablo os pongo algunos ejemplos: semanas antes del rodaje de El Padrino II  aprendió a hablar el dialecto siciliano propio de Vito Corleone, para la preparación de su personaje en Taxi Driver estuvo trabajando 4 semanas como taxista y en El Cabo del Miedo pagó a un dentista 5000 dólares para que le estropeara los dientes con el fin de interpretar al ex convicto Max Cady.

Con estos ejemplos de dedicación y compromiso imaginaos la preparación de De Niro a la hora de convertirse en Jake La Motta. No sólo mantuvo largas conversaciones con el ex boxeador sino que, además, entrenó con él y se presentó a 3 combates de los cuales ganó 2.

Cathy Moriarty
Mientras que De Niro se preparaba para su papel el resto del elenco aún estaba pendiente de elección. Con un Martin Scorsese más preocupado por las cuestiones técnicas fue Cis Norman, el director de casting, el encargado de escoger al resto de actores. Para el papel de Joey La Motta, hermano y manager de Jake, Norman se decidió por Joe Pesci, un intérprete poco conocido a finales de los 70 a quien había visto en una película de bajo presupuesto. El director de casting quedó tan fascinado con su trabajo que le ofreció el papel de inmediato. En cuanto al personaje de Vicki, la mujer de Jake, la elección fue más complicada. Cientos de actrices acudieron a la audición, incluida una joven Sharon Stone, pero ninguna convencía del todo a Norman hasta que Joe Pesci le enseñó una fotografía. En ella aparecía una modelo de 20 años llamada Cathy Moriarty. La belleza de la chica, mezcla de inocencia y femme fatale a partes iguales, cautivó tanto a Norman que, sin dudarlo, le ofreció el papel y ella lo aceptó de inmediato.

Con el elenco y el guión decididos, Scorsese empezó la búsqueda de localizaciones para el rodaje. El director tenía serias dudas sobre donde rodar pero al final se decidió por dos grandes ciudades: Los Ángeles y su adorada Nueva York. De esta forma, el rodaje comenzó en abril de 1979 y se prolongó hasta diciembre de ese mismo año.

La Transformación de R.De Niro en Toro Salvaje
Los primeros dos meses y medio se dedicaron a la grabación de los combates en el Olimpic Auditorium de LA. Con las peleas ya grabadas, el equipo se trasladó durante cinco meses y medio al barrio neoyorkino del Bronx, en donde se realizaron el resto de tomas. De este medio año, dos meses y medio se invirtieron en grabaciones y los tres restantes en un parón para que Robert De Niro transformara su apariencia con el fin de interpretar a un avejentado La Motta. Para reflejar el abandono del boxeador el actor engordó un total de 27 kilos, lo que le llevó a conseguir un record mundial que más tarde superaría Vincent D’Onofrio con 30 kilos y que, en la actualidad, posee el actor español Antonio de la Torre, quien aumentó su peso 33 kilos para el rodaje de la película Gordos.

Pesci y De Niro durante el rodaje
Las grabaciones se realizaron en medio de un buen rollo envidiable. No sólo por la amistad entre Scorsese y De Niro, sino también por la que se formó entre el protagonista y Joe Pesci. Meses antes del rodaje De Niro y Pesci empezaron a convivir con el fin de mostrar en pantalla la complicidad propia de unos hermanos. La sensación de hermandad que surgió entre los dos actores se transformó en una gran amistad que ni siquiera se vio afectada cuando Robert De Niro le rompió accidentalmente una costilla a Pesci durante la grabación de la famosa escena del “¡Pégame!”.

Robert De Niro y M.Scorsese en Toro Salvaje
En cuanto a la parte técnica, fue uno de los detalles que Scorsese procuró cuidar al máximo. El director tenía claro que Toro Salvaje debía mostrar la crudeza del boxeo. Tenía que ser una película que impactara al público pero que, al mismo tiempo, reflejara la realidad de este deporte. Para ello, decidió documentarse acudiendo a dos combates que se celebraron en el Madison Square Garden de NY. Allí Scorsese se empapó de los sonidos, movimientos y lenguaje propios del boxeo y con la libreta llena de ideas se puso manos a la obra.

Aunque en un primer momento decidió que grabaría en color al final se decidió por el clásico blanco y negro. Los motivos de esta decisión fueron dos. El primero surgió gracias a un consejo de Michael Powell, asesor de producción y antiguo profesor de Scorsese en la Universidad de Nueva York. Durante la preparación de una escena de lucha, uno de los boxeadores llevaba unos guantes rojos. Al ver la toma a través de la cámara Powell comentó al director que ese color era molesto y, además, le advirtió que si no le restaba importancia a la cromática el espectador se distraería. El segundo motivo que llevó a Scorsese a decidirse por el B/N fue el hecho de que estaba obsesionado con mostrar el duro realismo de los combates de boxeo. De esta forma Toro Salvaje se convirtió en la única película del realizador italoamericano grabada en blanco y negro.

El único problema a la hora de grabar en estos colores era la sangre. Cuando Scorsese acudió a los combates en el Madison Square Garden, quedó impactado con la gran cantidad de sangre que se derramaba y quiso reflejar eso en su film. Al comenzar el rodaje y ver las escenas de lucha, el tono de la sangre quedaba tan claro que no se sabía muy bien que era asique para solucionarlo recurrió a un truco de la vieja escuela. Scorsese, gran fan de Hitchcock, conocía los problemas que el director inglés había tenido con el color de la sangre a la hora de rodar su famosa escena de la ducha en Psicosis. Para solucionarlo, Hitchcock sustituyó el falso plasma por chocolate Hershey’s derretido y esto mismo fue lo que hizo Scorsese en Toro Salvaje.

La cámara en el ring ofrece realismo
En el film abundan la toma panorámica y los planos medios pero merecen mención especial los constantes primeros planos, el gran uso de la grúa y el empleo de la cámara lenta en los combates. Todos estos elementos son fruto de la cooperación entre M.Scorsese y Michael Chapman, director de fotografía. Si a esto le sumamos las múltiples escenas en las que la cámara se encuentra dentro del ring, el resultado es maravilloso desde un punto de vista técnico. No sólo se nos muestra el realismo y la violencia de los combates sino que, además, consiguen que el espectador sienta que ha pagado la entrada, que está contemplando el combate y que, incluso, le salpica la sangre de los boxeadores.

Ya conocemos la importancia de la imagen en una película pero el sonido también es un elemento clave y a menudo un gran olvidado. En este sentido, Toro Salvaje se desmarcó al cuidar al máximo los detalles auditivos del film. Para recrear los golpes de los puñetazos se machacaron un montón de tomates y melones y para los flashes de las cámaras se grabaron múltiples disparos de pistola. Aunque, normalmente, las grabaciones se guardan en los estudios, en esta ocasión los técnicos de sonido, previo mandato pro-copyright de Scorsese, destruyeron todas las cintas con el fin de que nadie las volviera a utilizar.

Tras seis años de duro trabajo Toro Salvaje se estrenó en cines el 19 de diciembre de 1980 y aunque la película obtuvo el reconocimiento del público,  la crítica se hizo  de rogar. Los primeros comentarios de los expertos no fueron favorables, pero cuando Scorsese ya empezaba a hundirse llegaron las nominaciones a los Globos de Oro y el director vio la luz. Su film recibió 6 candidaturas, de las cuales sólo obtuvo el Globo de Oro al Mejor Actor de Drama para Robert De Niro. En plena resaca de éxito renovado y con una crítica que empezaba a cambiar de opinión llegaron los Oscar. Toro Salvaje obtuvo 8 nominaciones, entre ellas a Mejor Director, Mejor Actor para De Niro y Mejor Película, posicionándose así como una de las favoritas.

Aunque, finalmente, la estatuilla a mejor cinta fue para Gente Corriente de Robert Redford y la película de Scorsese sólo cosechó el Oscar a Mejor Actor, Toro Salvaje comenzó, tras la gala, a obtener el reconocimiento que merecía. La revista Premiere posicionó la interpretación de De Niro como Jake La Motta en el puesto número 10 de las 100 mejores actuaciones de todos los tiempos; la cadena de deportes ESPN la ha considerado la 3ª mejor película de deportes, tan sólo superada por Rocky y Bull Durham y el American Film Institute  la ha catalogado como la 4ª mejor película de todos los tiempos y la 1ª de deportes.

En definitiva, Toro Salvaje es un film que el propio Martin Scorsese definió como kamikaze pues en él se conjugan ambición, deseo, violencia, espectáculo y todo ello en un escenario en el que De Niro es el Rey cuando dice aquello de:

Den un escenario a este toro donde pueda demostrar su bravura, pues aunque lo mío es pelear, más me gustaría saber recitar. ¡Esto es espectáculo!

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