viernes, 21 de noviembre de 2014


TÍTULO: Matar a un Ruiseñor (To kill a Mockingbird)
DIRECTOR: Robert Mulligan
AÑO: 1962
PROTAGONISTAS: Gregory Peck, Mary Badham, Phillip Alford y John Megna. 
GÉNERO: Drama
DURACIÓN: 129 minutos
SINOPSIS: En 1932, Atticus Finch es un respetable abogado que reside en la apacible ciudad de Maycomb (Alabama) juntos con sus dos hijos, Jem y Scout. Mientras los pequeños viven obsesionados con su misterioso vecino Boo Radley, Atticus tomará una decisión que cambiará sus vidas al aceptar la defensa de Tom Robinson, un campesino negro acusado de violar a una mujer blanca. Inocencia, valores y prejuicios se mezclarán así en una trama en la que perder la esperanza siempre es la última opción. 
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Si me preguntáis en que me gasto el dinero os responderé que en cañas con los amigos, tabaco (¡cuánto vicio!), cañas, caprichos varios, ¿he dicho ya cañas?. Como autora de un blog sobre pelis me encantaría deciros que una pequeña parte de mis ahorros también los invierto en ir, por lo menos, una vez a la semana al cine pero que queréis que os diga... está la cosa un poco complicada, porque lo de matar un dragón, vender un riñón y secuestrar tres unicornios un día de cada siete para poder comprar una entrada no es algo que se pueda hacer cada poco tiempo. Por lo menos no sin levantar sospechas.

Es por eso que cuando me comentaron que la fiesta del cine volvía a las salas españolas a finales del mes de Octubre casi me caigo de culo de la emoción y, aprovechando la coyuntura, durante esos tres días de gloria en los que las entradas costaban 2'90 euros me hinché a ver películas.

 Mención especial, sin lugar a dudas, para El Juez, dirigida por David Dobkin y protagonizada por Robert Downey Jr y Robert Duvall (dos Robert's por el precio de uno). Tremendo film, si no la habéis visto ya os estáis poniendo las pilas y no, no es un consejo, ES UNA OBLIGACIÓN. Por si no fuera poco con la trama y con el maravilloso nivel de los actores, para poner la guinda al pastel encima va Downey Jr y, en su papel de abogado cabronazo, suelta una frase de estas que te dejan más tonta que buena: "Todos queremos un Atticus Finch que nos defienda hasta que las cosas se empiezan a poner feas"

Ahí Robert, ahí tocando patata y fibra sensible nombrando al que, en 2007, el American Film Institute catalogó como el Mejor Héroe de toda la historia del cine. Y contra esto hay poco que alegar. 

No seré yo quien diga algo malo de Atticus Finch. En primer lugar porque representa tal compendio de virtudes y rectitud moral que sería un crimen hacerlo y, en segundo, porque si mi madre se entera de que por mi boca han salido sapos y culebras acerca de su queridísimo Atticus me pone las maletas en la puerta, me deshereda, me escupe y, todo, en menos de lo que canta un gallo. 

Dicho esto, no os resultará difícil imaginar la diversión permanente en la que se ha convertido mi vida (a veces me da pena no vivir en EEUU y tener licencia de armas) desde el preciso momento en el que se me ocurrió la genial idea de decirla que el siguiente análisis del blog iba a ser sobre Matar a un Ruiseñor. No es sólo que la novela sea su libro preferido sino que se ha visto tantas veces la película que se sabe diálogos enteros, ahí es ná. Pero, por si esto fuera poco, vamos a añadir el hecho de que, desde que tengo uso de razón, pocas frases he oído salir de boca de mi madre que suenen a sentencia bíblica más que estas tres:

1-La navidad empieza el 6 de Diciembre.
2-Tómate el zumo que se le van las vitaminas.
y 3- Atticus Finch es todo un caballero, es perfecto, es Dios y a ver quien tiene narices de decir lo contrario.

Así pues, hoy os traigo el análisis de una de esas cintas de cabecera, una de esas películas que te hacen seguir confiando en la raza humana y que, por lo menos para mí (gracias mamá) te devuelven a la infancia. Hoy analizo Matar a un Ruiseñor.


Gregory Peck y Harper Lee
La cinta está basada en la que sería la primera y única novela de Harper Lee, publicada en 1960. El libro, toda una crítica a la injusticia, tuvo tal éxito que ese mismo año su autora ganó el Premio Pulitzer y, con ello, una importante legión de seguidores entre los que se encontraba el productor Alan J. Pakula. Fascinado con la historia que narraba Lee, Pakula vio la oportunidad perfecta para crear una película reivindicativa pero que, a la vez, llenara las salas de cine y con esta idea se presentó en los despachos de la Universal Pictures. Allí presentó su ambicioso proyecto a los ejecutivos de la productora quienes lo rechazaron al creer que no tendría tirón para la gran pantalla pues la historia carecía de un romance, de acción y de un castigo ejemplar para el villano. 


Mostrándose en desacuerdo con la decisión de la Universal, Pakula se dirigió, proyecto en mano, a casa de su colega Robert Mulligan, un joven director de dramas televisivos y adscrito a la corriente del Nuevo Cine Estadounidense, un movimiento contrario a la censura y al modo de hacer cine en Hollywood. Con estos referentes os podréis imaginar lo que pasó, Mulligan se tomó la proposición de su amigo como un acto de reivindicación sin precedentes y, de esta forma, aceptó de inmediato co-producir y dirigir la cinta. 

Juntos se dirigieron entonces a la Universal, que, milagrosamente, aceptó el proyecto. Tras reunirse con la autora y que esta diera su visto bueno, la productora compró los derechos del libro y comenzó la búsqueda de un guionista capaz de adaptar la novela de Lee a la gran pantalla sin perder una pizca de su encanto original. Pakula y Mulligan lo tenían claro: el elegido tenía que ser Horton Foote, un viejo conocido de ambos que ya había trabajado en varias series y películas para la NBC. En un primer momento, Foote rechazó la oferta pues no creía que fuera capaz de hacer justicia a la calidad del texto escrito por Lee. Al final, y tras la insistencia de director y productor, Foote aceptó el proyecto y se puso manos a la obra.

El siguiente paso fue la elección del actor protagonista. Mulligan y Pakula llegaron a un acuerdo con la Universal por la cual ellos se encargaban de contratar al guionista y, de esta forma, la productora se centraba en la búsqueda del actor adecuado para encarnar a Atticus Finch. Su primera opción fue Rock Hudson, quien se negó en redondo. Tras esto, le ofrecieron el papel a James Stewart, quien también rechazó la oferta alegando que la
historia era demasiado liberal y que, por este motivo, podía crear controversia. 

                                                                                                                                                                    Con la Universal tirándose de los pelos por la falta de un protagonista, Mulligan y Pakula
tomaron las riendas y le ofrecieron el trabajo a Gregory Peck (Recuerda, Vacaciones enRoma) quien aceptó leerse el libro para después tomar una decisión. El actor quedóencantado con la novela. En posteriores entrevistas, Mulligan recordaría como, tras habersereunido el día anterior con Peck, éste le había llamado a las 7 de la mañana emocionado, afirmando que se había leído la novela en cuestión de horas y preguntándole que cuando empezaban a grabar. 

Mary Badham y Phillip Alford

El siguiente paso fue la elección del resto del elenco. En cuanto a los niños que encarnarían a Jem y Scout, los hijos de Atticus, Mulligan sólo pidió una cosa al equipo de casting: que los chavales no tuvieran nada que ver con Hollywood pues pensaba que aquellos que ya tenían experiencia en el mundo de la interpretación habían perdido por completo el sentido de la infancia y él necesitaba niños que actuaran como tales. Con este precedente, se hicieron audiciones por todo el país, llegándose así a entrevistar a más de mil chicos y chicas, hasta que, finalmente, los elegidos fueron Mary Badham para el papel de Scout y Phillip Alford para el de Jem. 
Robert Duvall como Boo Radley

Tras la elección de los niños llegó la del controvertido vecino Arthur Boo Radley. Necesitaban a alguien con un aspecto desaliñado pero que, a la vez, inspirara ternura y, en este caso, Horton Foote tuvo la última palabra. Por recomendación suya se contrató a un jovencísimo Robert Duvall quien, emocionado por su salto al celuloide, se preparó el papel a conciencia llegando a pasar 6 semanas alejado de la luz solar y tiñiéndose el pelo de rubio platino. 

Con el casting completo dio comienzo la búsqueda de localizaciones. En la novela, Harper Lee había creado una bucólica ciudad sureña llamada Maycomb, inspirándose en los recuerdos que tenía de su ciudad natal Monroeville, ubicada en Alabama, así que allí se dirigieron director y productor seguros de que encontrarían el escenario perfecto. Cual fue su sorpresa cuando, al llegar, se encontraron con una ciudad completamente modernizada y que poco tenía que ver con el lugar que Lee describía en su libro. Consternados, hicieron las maletas y a su regreso a Los Ángeles reunieron con carácter de urgencia a todo el equipo artístico en los estudios de la Universal. Con un presupuesto total de 2.000.000, 225.000 dólares fueron a parar a los diseñadores del film, a quienes les encargaron crear, detalle a detalle, su propia versión de la Maycomb narrada por Lee en Matar a un Ruiseñor

Finalmente, el rodaje comenzó en febrero de 1962 y terminó en mayo de ese mismo año. El ambiente en el set fue excelente, Peck y Badham, que interpretaba a la pequeña Scout, se convirtieron en inseparables y Mulligan estaba tan satisfecho con el trabajo que describió Matar a  un Ruiseñor, como una de las grabaciones más fáciles a las que se había enfrentado. 

Mary Badham agarrada a Robert Mulligan durante el rodaje
Incluso Harper Lee, muy crítica al principio, dio su visto bueno tras el primer día de grabación al ver una escena en la que Atticus abrazaba a sus hijos tras regresar del trabajo.  La escritora se emocionó tanto que Gregory Peck le preguntó que qué le pasaba y ella emocionada le contestó que su actuación le había recordado terriblemente a su padre, recientemente fallecido y en quien se había inspirado al crear a Atticus. Le dijo que incluso tenía su misma barriguita a lo que Peck, entre risas, le contestó: "Esto no es barriga Harper, es una gran actuación". 

En cuanto a la parte técnica,no puedo empezar sin hablar de los planos iniciales del film. Ese travelling que Mulligan hace a través de los pequeños tesoros que Jem y Scout esconden en una caja de puros, es hipnotizante. Y si a esto añadimos los plano-detalle que el director mezcla con el deslizamiento de la cámara el resultado es absolutamente sublime. Pocas escenas he visto yo que digan tanto sin una sola línea de texto, señores. ¡Bravo Mulligan!

Plano detalle en el film
Pero como no sólo de primeros planos viven los films, a lo largo de la cinta también abundan los contrapicados (recordemos que los niños son los que narran la historia), así como los flashbacks, los planos de tipo general o los picados para mostrar autoridad en los adultos.  

 Por otro lado, no puedo terminar con la parte técnica sin mencionar el gran trabajo que realizó Rusell Harlan con la fotografía. ¿Podéis imaginaros esta película sin el blanco y negro? Yo no y ya no sólo por el gran manejo de los claroscuros que Harlan demostró durante la grabación, sino porque sin el B/N creo que se habría perdido la mitad de la intriga y belleza que posee visualmente este film.

Al poder de las imágenes es inevitable unir la maravillosa banda sonora que Elmer Bernstein creó para la película. Toda la composición es de tipo extradiegético, es decir, que sólo la escuchan los espectadores pero esto no supone ningún problema ya que el músico supo crear las notas perfectas para cada momento del film. En él, Benstein muestra una clara preferencia por el sonido orquestal, como ya había hecho en sus anteriores trabajos (Los Siete Magníficos) ofreciéndonos así desde unos in crescendo que a más de uno le pondrían los pelos de punta hasta las melodías más suaves e intimistas. 

Finalmente, tras meses de trabajo y postproducción, la película se presentó en pase de prensa el 25 de diciembre de 1962. Las críticas fueron buenas, tanto que en febrero del año siguiente el film se presentó a concurso en la XVII edición del Festival de Cannes. Allí, Robert Mulligan ganó el premio especial Gary Cooper y la cinta, valorada por expertos hasta el momento, obtuvo su crítica final al enfrentarse al gran público en su estreno oficial el 14 de febrero. El éxito fue rotundo, con una recaudación de 13.129.846 millones de dólares, Matar a un Ruiseñor se convirtió en un taquillazo que no hacía más que cosechar aplausos y buenas críticas.
Gregory Peck tras ganar el Oscar a Mejor Actor 

Con el apoyo de expertos y público, la película obtuvo 8 nominaciones en los Oscar de 1963, de las cuales al final se alzó con 3 estatuillas: Mejor Guión Adaptado para Horton Foote, Mejor Dirección Artística y Mejor Actor para un sorprendido Gregory Peck, que tras 4 nominaciones fallidas no esperaba conseguir el premio. 

En definitiva, no os recomiendo ver este film por los galardones o por el hecho de que ocupe el puesto 25 en la lista de las 100 mejores películas de la historia, os la recomiendo porque no ver, por lo menos una vez en la vida, Matar a un ruiseñor es un pecado tan grande como el que el propio Atticus describe en la que es una de sus frases insignia


“Matar un ruiseñor es un grave pecado, porque los ruiseñores no hacen otra cosa que cantar para regalarnos el oído. No picotean los sembrados, no entran en los graneros a comerse el trigo,… no hacen más que cantar con todas sus fuerzas para alegrarnos”.

FUENTES:
Web:
http://es.wikipedia.org/wiki/Matar_un_ruise%C3%B1or
http://es.wikipedia.org/wiki/To_Kill_a_Mockingbird_%28pel%C3%ADcula%29
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/14/videos/1363278392_445680.html
http://rodriguezdesousa.blogspot.com.es/2009/04/breves-apuntes-sobre-la-pelicula-matar.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Mulligan
http://es.wikipedia.org/wiki/Gregory_Peck
http://elpais.com/diario/2010/08/07/babelia/1281139955_850215.html







lunes, 10 de febrero de 2014


TÍTULO: Pulp Fiction
DIRECTOR: Quentin Tarantino
AÑO: 1994
PROTAGONISTAS: John Travolta, Samuel L. Jackson, Uma Thurman, Bruce Willis y Harvey Keitel
GÉNERO: Drama/Comedia negra
DURACIÓN: 148 minutos
SINOPSIS: En la bulliciosa ciudad de L.A Vincent (John Travolta) y Jules (Samuel L.Jackson) son dos asesinos a sueldo con una misión: encontrar un misterioso maletín propiedad del temido gángster Marcellus Wallace, su jefe. La búsqueda se complicará con la entrada en acción de Mia (Uma Thurman), la misteriosa mujer de Wallace y de Butch (Bruce Willis), un ambicioso boxeador que pretende cambiar su vida estafando a Marcellus. A medida que avanza la historia los protagonistas verán cómo sus caminos se cruzan inevitablemente, dando lugar a una trama en la que violencia,  redención y supervivencia son las claves del juego.
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Soy muy fan de las bandas sonoras de las películas, llamadme friki si queréis pero me encantan. La noyée de Yann Tiersen en Amelie puedo escucharla durante horas, el tema central de La vida es bella es un tarareo constante en momentos de aburrimiento y el Singing in the rain una letra que cantar a pleno pulmón en días de lluvia. Me gustaría hacerme la difícil ante la pregunta ¿cual es tu preferida? pero, queridos amigos, os estaría engañando porque si tuviera que escoger alguna en concreto me quedaría, sin dudarlo, con la que Tarantino hizo para Pulp Fiction.

No sólo es la banda sonora, es que he visto tantas veces esta película y he hablado tanto de ella a mis conocidos y allegados que me merezco, como mínimo, un sueldo de representación (Quentin, tenemos que hablar) asique hasta que mi colega Quen me llame he decidido matar el tiempo de la siguiente forma: poniéndome el traje de tarantinista y rindiéndole un homenaje hoy en el blog a la que, para mí, es la obra maestra de este controvertido cineasta y una de mis películas preferidas: Pulp Fiction.

La película está basada en una idea original de Tarantino y de su colega Roger Avary. En 1991, el director se encontraba inmerso en el rodaje de la que sería su ópera prima, Reservoir Dogs. Emocionado por haber conseguido meter el pie en Hollywood contactó con Avary  y le hizo una proposición: escribir el guión de tres cortos que resultasen una antología del cine negro y en los que incluirían elementos de los Pulp Magazines, unos comic baratos de los que ambos eran seguidores. Roger aceptó de inmediato y juntos decidieron llamar provisionalmente al proyecto The Black Mask.

Quentin Tarantino y Roger Avary
Antes de que se pusieran manos a la obra llegó 1992 y con él el estreno de Reservoir Dogs. Tanto crítica como público se enamoraron del film y Tarantino pasó, de un día para otro, de ser el chico humilde que trabajaba en un videoclub a convertirse en la nueva adquisición de Hollywood. Antes de que el éxito se le subiera a la cabeza decidió aprovechar la situación y, de esta forma, comenzó a promocionar el que sería su próximo trabajo. A pesar de que ni Avary ni él habían escrito una sola línea de The Black Mask, Tarantino vendió tan bien el proyecto que la productora Tristar se interesó por él de inmediato y, sin dudarlo, compró los derechos del guión.

Terminada la promoción de Reservoir Dogs por Europa y con el dinero de la Tristar aún caliente en los bolsillos, Quentin se trasladó a Amsterdam para escribir el script de The Black Mask. Con la idea de encontrar un remanso de paz en el que poder concentrarse, alquiló un pequeño estudio sin teléfono. La intención era buena pero finalmente las distracciones de la capital holandesa pudieron con Tarantino, quien pasó más tiempo visitando bares de hierba, viajando o follando (según sus propias palabras) que escribiendo. A finales de 1992, cuando la productora ya estaba tirándose de los pelos por el retraso, Tarantino apareció en Los Ángeles guión en mano y las aguas se calmaron, aunque por poco tiempo. La extensa historia no lineal que el cineasta presentó ante  los ejecutivos no terminaba de convencerles asique cuando Miramax se ofreció a comprar los derechos del film a la Tristar sólo le faltó darles las gracias.

A Miramax se unieron otras dos productoras, la Jersey Films, propiedad de Danny DeVito, y A Band Apart, la empresa creada en 1991 por Tarantino y Laurence Bender. Una vez resuelta la parte administrativa, comenzó la elección del elenco.

Para el papel de Vincent Vega, Quentin pensó desde un primer momento en su amigo Michael Madsen, con quien ya había trabajado en su aclamada Reservoir Dogs. A pesar de que Madsen se interesó por el proyecto al final tuvo que rechazarlo, pues ya había firmado para otra película y las fechas de rodaje coincidían. Tras la negativa de Madsen se pensó en otros actores, como Steven Seagal y Mel Gibson, pero Tarantino se negó rotundamente, o Vincent Vega era interpretado por John Travolta o se bajaba del barco. A pesar de que todo el mundo intentó disuadirle, pues el actor se encontraba en el ostracismo más absoluto desde 1989, Quentin se propuso convencerle y para ello ideó un cuidado plan. Apelando al sentimentalismo de Travolta, Tarantino alquiló el que hasta hacía poco había sido el apartamento del actor en L.A y allí empleó todas sus armas de persuasión. Con frases del estilo: “¿Es que no sabes lo que significas para el cine americano?” y tras varias horas de charla al final, no sabemos si por gratitud o cansancio, Travolta aceptó el papel y Tarantino comenzó a pensar en su siguiente objetivo, el intérprete que pondría cara a Jules Winnfield.


Travolta y Jackson como Vincent Vega y Jules Winnfield
Con este lo tuvo más fácil. Dos años atrás, un casi desconocido Samuel L.Jackson, se presentó al casting de Reservoir Dogs con la intención de convertirse en el Señor Naranja. Aunque al final el papel fue para Tim Roth, Tarantino quedó tan impresionado con la audición de Jackson que le prometió escribir un personaje para él en su próxima película. Cumpliendo su palabra, Quentin le ofreció el papel de Jules a Samuel y este, tras leerse el guión de un tirón, aceptó encantado.


Con sus dos carismáticos gangsters  escogidos, Tarantino se centró en quien iba a ser la misteriosa Mia Wallace. Su primera opción fue Julia Roberts, pero el elevado caché de la actriz se pasaba del presupuesto inicial asique comenzó a barajar otros nombres. Patricia Arquette, Kim Bassinger o Michelle Pfeiffer fueron algunas de las intérpretes en las que pensó pero, al final, este fue para una reticente Uma Thurman a la que Tarantino tuvo que leer el guión por teléfono para convencerla.

La femme fatale Mia Wallace
Con Travolta, Jackson y Thurman en el equipo al director ya sólo le quedaba por asignar el papel del ambicioso boxeador Butch Coolidge. Antes de que Quentin se comiera la cabeza pensando en el actor adecuado, su amigo Harvey Keitel le ofreció la solución, dárselo a su vecino Bruce Willis quien se había convertido en un fanático de Tarantino tras ver Reservoir Dogs. Después de una reunión en la que Willis rogó encarecidamente al director que le dejara participar en su nueva película, Quentin le dio el papel de Butch y con él cerró el elenco.

El rodaje comenzó en Los Ángeles el 20 de septiembre de 1993 y se prolongó hasta el 30 de noviembre de ese mismo año. A pesar de que el ambiente en el set de grabación fue inmejorable el rodaje no estuvo exento de problemas. Uno de los más importantes fue la cuestión monetaria. Con un presupuesto de 8.000.000 de dólares Pulp Fiction era, en jerga hollywoodiense, una película pequeña. Como consecuencia, el equipo al completo, incluido Tarantino, tuvo que aceptar reducir su salario a la simbólica cifra de 20.000 dólares semanales, lo que en la industria del cine equivale a calderilla. Los sueldos eran tan escasos que en una entrevista posterior Travolta afirmó, con mucha sorna, que si descontaba lo que había costado su estancia en el hotel Four Seasons de Beverly Hills prácticamente había pagado por participar en el film. A pesar de estas declaraciones, hay que decir que esta rebaja de sueldos tenía truco, pues cada miembro del equipo había firmado una cláusula en su contrato por la cual recibiría, tras el estreno de la película, un amplio porcentaje de los beneficios recaudados. Vamos, que mucho lloriquear pero que al final se hicieron de oro.

Con el problema del presupuesto superado, comenzaron las grabaciones y con ellas las anécdotas. Una de las mejores quizás sea el hecho de que Tarantino, muy riguroso en sus rodajes, contratara a Craig Hamann, un ex heroinómano amigo suyo,  para que asesorara y familiarizara a Uma Thurman y a John Travolta con los hábitos de un adicto. Fue el propio Hamann el que explicó que el azúcar podía pasar por cocaína en pantalla o el que le dijo a una alucinada Uma que podía simular una sobredosis de heroína bebiendo chupitos de tequila a mansalva y dándose, a continuación, un baño de agua caliente.

Siguiendo con el rodaje, no sabemos si fue por el toque de femme fatale que la Thurman magistralmente mostró en su papel de Mia Wallace o por el hecho de que aparezca descalza en casi todas las escenas, (Quentin, fetichista cabrón, ¡te he pillado!) el caso es que Tarantino decidió convertirla desde Pulp Fiction en su musa personal. Ahora bien, todo este despliegue de amor y admiración no quita que cuando la actriz se negó a rodar la famosa escena en la que su personaje baila un twist con Vincent Vega, a Tarantino le dieran ganas de estrangularla.El motivo fue que Uma, arrítmica por naturaleza, tenía miedo de hacer el ridículo frente a John Travolta, quien ya había mostrado sus grandes dotes de bailarín en películas como Grease o Fiebre del Sábado Noche. Al final, y sólo tras la promesa por parte de Taratino de guiarla en todos los pasos, la actriz accedió a grabar la escena y esta ha quedado inmortalizada como una de las más representativas del film.


La famosa escena del twist entre Mia y Vincent


Como no sólo de anécdotas viven los rodajes, en el caso de Pulp Fiction las improvisaciones y los homenajes también tuvieron su hueco. Uno de los cambios más importantes hacía referencia al aspecto que John Travolta iba a lucir en pantalla. Pensando que su personaje debía mostrarse con un toque más europeo y bohemio, el actor le propuso a un controlador Tarantino llevar el pelo largo. El efecto, según Travolta, debía ser hortera o elegante, según se mirase y a Quentin le pareció tan gracioso verle con esas pintas que aceptó el cambio de inmediato.

Por otra parte, Tarantino decidió incluir en Pulp Fiction numerosos elementos que hicieran referencia a sus gustos y aficiones. De esta forma, la película está llena de homenajes. Por nombrar alguno de ellos, la katana que Butch utiliza en la armería es una oda al cine oriental, del que Tarantino siempre se ha declarado fan y los trajes que lucen Vincent y Jules, así como la escena en la que el Señor Lobo asocia nombres con colores, son una clara referencia a la que fuera su ópera prima, Reservoir Dogs.

En cuanto a la parte técnica, fue uno de los aspectos que más obsesionaron al director. A pesar de que contaba con un presupuesto bastante limitado, Tarantino quería a toda costa que el film resultase refinado a ojos del espectador pero conjugar sus deseos y el dinero fue todo un problema… Las lentes de alta calidad se salían de su presupuesto y las que podía permitirse le ofrecían un resultado tan barato, visualmente hablando, que se negó a utilizarlas desde el principio. Al final, y tras mucho buscar, se decidió por el tipo de film más lento que tenía la marca Kodak y este fue el que utilizó. Lo bueno de este film era que las imágenes resultantes tenían ese punto de sofisticación que Tarantino buscaba, ¿lo malo? requería iluminación extra, por lo que durante los 51 días que duró el rodaje, el set de grabación se convirtió en una especie de sauna en la que el equipo sudó a mares.

Siguiendo con la parte técnica, en Pulp Fiction abundan los planos over the shoulder (aquellos en los que la cámara se instala tras el personaje para que el espectador tenga su mismo campo de visión) así como las tomas continuas (todo un homenaje del director a su amado Scorsese), los picados/contrapicados y los planos detalle, aquellos en los que el espectador se ve obligado a fijar su atención en lo que aparece en pantalla.
Plano over the shoulder
Finalizado el rodaje comenzó la postproducción y en ella cobró un papel importante la música, algo esencial en los films de Tarantino. En Reservoir Dogs Quentin ya sentó precedente al anunciar que nunca mandaría componer temas especialmente para sus películas, pues prefería escoger las canciones él mismo, de esta forma en Pulp Fiction siguió la misma línea y por ese motivo la película no cuenta con una banda sonora original. Llegados aquí os digo ¿a quién le importa? la conjunción de imágenes, diálogos y música es tan bestial que no creo que a nadie le preocupe de donde narices salen las canciones.

Aunque muchos de los temas fueron escogidos por el propio Tarantino, otros se incluyeron en el film por recomendación de algunos colegas, como el músico Boyd Rice, quien sugirió al director que en los créditos de inicio utilizara el surfero y frenético Misirlou, tema que se ha convertido en insignia de Tarantino. Si a esta canción le añadimos el rockero You Never Can Tell de Chuck Berry, el Jungle Boogie de los Kool and the Gang o la suave y melódica Girl, You’ll Be A Woman Soon versionada por Urge Overkill el resultado es una banda sonora que dota de significado a las escenas, que funciona y que, en definitiva, es una de las mejores que este director ha hecho.

Tras la postproducción, el prestigioso Festival de Cannes fue el lugar escogido para la presentación de la película. Allí Pulp Fiction no sólo impresionó a un jurado que esperaba con ansias el segundo film de un joven Tarantino sino que,  además, esta se llevó la Palma de Oro a mejor película. Con esta referencia positiva el estreno oficial de la cinta, en Octubre de 1994, fue coser y cantar. Pulp Fiction encandiló a crítica y público, demostrando así que estaba al mismo nivel que la tan aclamada Reservoir Dogs y que lo de Tarantino en Hollywood no iba a ser una simple moda pasajera, él había llegado para quedarse.

Con una recaudación de más de 213 millones de dólares, Pulp Fiction se convirtió en una de las películas más taquilleras del año. En medio de la emoción por haber conseguido afianzarse en el mundo del cine y con las felicitaciones lloviéndole por todos lados, a Tarantino le notificaron que su film optaba a 6 Globos de Oro, incluidas las categorías a Mejor Película y Mejor Director. Aunque al final sólo se llevó el Globo de Oro al Mejor Guión el ánimo del director no decayó, pues la mayor sorpresa llegó con los Oscar, en donde su película obtuvo 7 nominaciones importantes de las cuales Tarantino obtuvo el Oscar al Mejor Guión Original.

En definitiva, os recomiendo que veáis Pulp Fiction. No sólo porque sea una de mis pelis preferidas (está en mi top 3 personal)  o por el hecho de que sea una fan declarada de Tarantino…Sino porque todo ese derroche de violencia, diálogos disparatados y situaciones extremas a ritmo de rock and roll y música disco han convertido a esta cinta en uno de los grandes clásicos del cine moderno, aquel en el que el descaro más absoluto se convierte en su seña de identidad pues, como dice Mia Wallace en la película:

 ¿No es más emocionante cuando no tienes permiso?.
FUENTES:
Web:
 http://es.wikipedia.org/wiki/Pulp_Fiction
 http://es.tarantino.wikia.com/wiki/Pulp_Fiction
 http://festivalxdentro.com/opinion/la-cancion-de-tu-peli/la-cancion-de-tu-peli-pulp-fiction/
 http://www.filmaps.com/es/pulp-fiction-f-46/
 http://www.bandalismo.net/2013/pulp-fiction-rodaje-20-anos/
 http://elcondensadordefluzo.blogs.fotogramas.es/2012/02/20/10-curiosidades-de-pulp-fiction-1994/
 http://tepasmas.com/curiosidades/pulpfict
Libros:
"Vidas secretas de grandes directores de cine", de Robert Schnakenberg, ed.Oceano 2011