viernes, 21 de noviembre de 2014


TÍTULO: Matar a un Ruiseñor (To kill a Mockingbird)
DIRECTOR: Robert Mulligan
AÑO: 1962
PROTAGONISTAS: Gregory Peck, Mary Badham, Phillip Alford y John Megna. 
GÉNERO: Drama
DURACIÓN: 129 minutos
SINOPSIS: En 1932, Atticus Finch es un respetable abogado que reside en la apacible ciudad de Maycomb (Alabama) juntos con sus dos hijos, Jem y Scout. Mientras los pequeños viven obsesionados con su misterioso vecino Boo Radley, Atticus tomará una decisión que cambiará sus vidas al aceptar la defensa de Tom Robinson, un campesino negro acusado de violar a una mujer blanca. Inocencia, valores y prejuicios se mezclarán así en una trama en la que perder la esperanza siempre es la última opción. 
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Si me preguntáis en que me gasto el dinero os responderé que en cañas con los amigos, tabaco (¡cuánto vicio!), cañas, caprichos varios, ¿he dicho ya cañas?. Como autora de un blog sobre pelis me encantaría deciros que una pequeña parte de mis ahorros también los invierto en ir, por lo menos, una vez a la semana al cine pero que queréis que os diga... está la cosa un poco complicada, porque lo de matar un dragón, vender un riñón y secuestrar tres unicornios un día de cada siete para poder comprar una entrada no es algo que se pueda hacer cada poco tiempo. Por lo menos no sin levantar sospechas.

Es por eso que cuando me comentaron que la fiesta del cine volvía a las salas españolas a finales del mes de Octubre casi me caigo de culo de la emoción y, aprovechando la coyuntura, durante esos tres días de gloria en los que las entradas costaban 2'90 euros me hinché a ver películas.

 Mención especial, sin lugar a dudas, para El Juez, dirigida por David Dobkin y protagonizada por Robert Downey Jr y Robert Duvall (dos Robert's por el precio de uno). Tremendo film, si no la habéis visto ya os estáis poniendo las pilas y no, no es un consejo, ES UNA OBLIGACIÓN. Por si no fuera poco con la trama y con el maravilloso nivel de los actores, para poner la guinda al pastel encima va Downey Jr y, en su papel de abogado cabronazo, suelta una frase de estas que te dejan más tonta que buena: "Todos queremos un Atticus Finch que nos defienda hasta que las cosas se empiezan a poner feas"

Ahí Robert, ahí tocando patata y fibra sensible nombrando al que, en 2007, el American Film Institute catalogó como el Mejor Héroe de toda la historia del cine. Y contra esto hay poco que alegar. 

No seré yo quien diga algo malo de Atticus Finch. En primer lugar porque representa tal compendio de virtudes y rectitud moral que sería un crimen hacerlo y, en segundo, porque si mi madre se entera de que por mi boca han salido sapos y culebras acerca de su queridísimo Atticus me pone las maletas en la puerta, me deshereda, me escupe y, todo, en menos de lo que canta un gallo. 

Dicho esto, no os resultará difícil imaginar la diversión permanente en la que se ha convertido mi vida (a veces me da pena no vivir en EEUU y tener licencia de armas) desde el preciso momento en el que se me ocurrió la genial idea de decirla que el siguiente análisis del blog iba a ser sobre Matar a un Ruiseñor. No es sólo que la novela sea su libro preferido sino que se ha visto tantas veces la película que se sabe diálogos enteros, ahí es ná. Pero, por si esto fuera poco, vamos a añadir el hecho de que, desde que tengo uso de razón, pocas frases he oído salir de boca de mi madre que suenen a sentencia bíblica más que estas tres:

1-La navidad empieza el 6 de Diciembre.
2-Tómate el zumo que se le van las vitaminas.
y 3- Atticus Finch es todo un caballero, es perfecto, es Dios y a ver quien tiene narices de decir lo contrario.

Así pues, hoy os traigo el análisis de una de esas cintas de cabecera, una de esas películas que te hacen seguir confiando en la raza humana y que, por lo menos para mí (gracias mamá) te devuelven a la infancia. Hoy analizo Matar a un Ruiseñor.


Gregory Peck y Harper Lee
La cinta está basada en la que sería la primera y única novela de Harper Lee, publicada en 1960. El libro, toda una crítica a la injusticia, tuvo tal éxito que ese mismo año su autora ganó el Premio Pulitzer y, con ello, una importante legión de seguidores entre los que se encontraba el productor Alan J. Pakula. Fascinado con la historia que narraba Lee, Pakula vio la oportunidad perfecta para crear una película reivindicativa pero que, a la vez, llenara las salas de cine y con esta idea se presentó en los despachos de la Universal Pictures. Allí presentó su ambicioso proyecto a los ejecutivos de la productora quienes lo rechazaron al creer que no tendría tirón para la gran pantalla pues la historia carecía de un romance, de acción y de un castigo ejemplar para el villano. 


Mostrándose en desacuerdo con la decisión de la Universal, Pakula se dirigió, proyecto en mano, a casa de su colega Robert Mulligan, un joven director de dramas televisivos y adscrito a la corriente del Nuevo Cine Estadounidense, un movimiento contrario a la censura y al modo de hacer cine en Hollywood. Con estos referentes os podréis imaginar lo que pasó, Mulligan se tomó la proposición de su amigo como un acto de reivindicación sin precedentes y, de esta forma, aceptó de inmediato co-producir y dirigir la cinta. 

Juntos se dirigieron entonces a la Universal, que, milagrosamente, aceptó el proyecto. Tras reunirse con la autora y que esta diera su visto bueno, la productora compró los derechos del libro y comenzó la búsqueda de un guionista capaz de adaptar la novela de Lee a la gran pantalla sin perder una pizca de su encanto original. Pakula y Mulligan lo tenían claro: el elegido tenía que ser Horton Foote, un viejo conocido de ambos que ya había trabajado en varias series y películas para la NBC. En un primer momento, Foote rechazó la oferta pues no creía que fuera capaz de hacer justicia a la calidad del texto escrito por Lee. Al final, y tras la insistencia de director y productor, Foote aceptó el proyecto y se puso manos a la obra.

El siguiente paso fue la elección del actor protagonista. Mulligan y Pakula llegaron a un acuerdo con la Universal por la cual ellos se encargaban de contratar al guionista y, de esta forma, la productora se centraba en la búsqueda del actor adecuado para encarnar a Atticus Finch. Su primera opción fue Rock Hudson, quien se negó en redondo. Tras esto, le ofrecieron el papel a James Stewart, quien también rechazó la oferta alegando que la
historia era demasiado liberal y que, por este motivo, podía crear controversia. 

                                                                                                                                                                    Con la Universal tirándose de los pelos por la falta de un protagonista, Mulligan y Pakula
tomaron las riendas y le ofrecieron el trabajo a Gregory Peck (Recuerda, Vacaciones enRoma) quien aceptó leerse el libro para después tomar una decisión. El actor quedóencantado con la novela. En posteriores entrevistas, Mulligan recordaría como, tras habersereunido el día anterior con Peck, éste le había llamado a las 7 de la mañana emocionado, afirmando que se había leído la novela en cuestión de horas y preguntándole que cuando empezaban a grabar. 

Mary Badham y Phillip Alford

El siguiente paso fue la elección del resto del elenco. En cuanto a los niños que encarnarían a Jem y Scout, los hijos de Atticus, Mulligan sólo pidió una cosa al equipo de casting: que los chavales no tuvieran nada que ver con Hollywood pues pensaba que aquellos que ya tenían experiencia en el mundo de la interpretación habían perdido por completo el sentido de la infancia y él necesitaba niños que actuaran como tales. Con este precedente, se hicieron audiciones por todo el país, llegándose así a entrevistar a más de mil chicos y chicas, hasta que, finalmente, los elegidos fueron Mary Badham para el papel de Scout y Phillip Alford para el de Jem. 
Robert Duvall como Boo Radley

Tras la elección de los niños llegó la del controvertido vecino Arthur Boo Radley. Necesitaban a alguien con un aspecto desaliñado pero que, a la vez, inspirara ternura y, en este caso, Horton Foote tuvo la última palabra. Por recomendación suya se contrató a un jovencísimo Robert Duvall quien, emocionado por su salto al celuloide, se preparó el papel a conciencia llegando a pasar 6 semanas alejado de la luz solar y tiñiéndose el pelo de rubio platino. 

Con el casting completo dio comienzo la búsqueda de localizaciones. En la novela, Harper Lee había creado una bucólica ciudad sureña llamada Maycomb, inspirándose en los recuerdos que tenía de su ciudad natal Monroeville, ubicada en Alabama, así que allí se dirigieron director y productor seguros de que encontrarían el escenario perfecto. Cual fue su sorpresa cuando, al llegar, se encontraron con una ciudad completamente modernizada y que poco tenía que ver con el lugar que Lee describía en su libro. Consternados, hicieron las maletas y a su regreso a Los Ángeles reunieron con carácter de urgencia a todo el equipo artístico en los estudios de la Universal. Con un presupuesto total de 2.000.000, 225.000 dólares fueron a parar a los diseñadores del film, a quienes les encargaron crear, detalle a detalle, su propia versión de la Maycomb narrada por Lee en Matar a un Ruiseñor

Finalmente, el rodaje comenzó en febrero de 1962 y terminó en mayo de ese mismo año. El ambiente en el set fue excelente, Peck y Badham, que interpretaba a la pequeña Scout, se convirtieron en inseparables y Mulligan estaba tan satisfecho con el trabajo que describió Matar a  un Ruiseñor, como una de las grabaciones más fáciles a las que se había enfrentado. 

Mary Badham agarrada a Robert Mulligan durante el rodaje
Incluso Harper Lee, muy crítica al principio, dio su visto bueno tras el primer día de grabación al ver una escena en la que Atticus abrazaba a sus hijos tras regresar del trabajo.  La escritora se emocionó tanto que Gregory Peck le preguntó que qué le pasaba y ella emocionada le contestó que su actuación le había recordado terriblemente a su padre, recientemente fallecido y en quien se había inspirado al crear a Atticus. Le dijo que incluso tenía su misma barriguita a lo que Peck, entre risas, le contestó: "Esto no es barriga Harper, es una gran actuación". 

En cuanto a la parte técnica,no puedo empezar sin hablar de los planos iniciales del film. Ese travelling que Mulligan hace a través de los pequeños tesoros que Jem y Scout esconden en una caja de puros, es hipnotizante. Y si a esto añadimos los plano-detalle que el director mezcla con el deslizamiento de la cámara el resultado es absolutamente sublime. Pocas escenas he visto yo que digan tanto sin una sola línea de texto, señores. ¡Bravo Mulligan!

Plano detalle en el film
Pero como no sólo de primeros planos viven los films, a lo largo de la cinta también abundan los contrapicados (recordemos que los niños son los que narran la historia), así como los flashbacks, los planos de tipo general o los picados para mostrar autoridad en los adultos.  

 Por otro lado, no puedo terminar con la parte técnica sin mencionar el gran trabajo que realizó Rusell Harlan con la fotografía. ¿Podéis imaginaros esta película sin el blanco y negro? Yo no y ya no sólo por el gran manejo de los claroscuros que Harlan demostró durante la grabación, sino porque sin el B/N creo que se habría perdido la mitad de la intriga y belleza que posee visualmente este film.

Al poder de las imágenes es inevitable unir la maravillosa banda sonora que Elmer Bernstein creó para la película. Toda la composición es de tipo extradiegético, es decir, que sólo la escuchan los espectadores pero esto no supone ningún problema ya que el músico supo crear las notas perfectas para cada momento del film. En él, Benstein muestra una clara preferencia por el sonido orquestal, como ya había hecho en sus anteriores trabajos (Los Siete Magníficos) ofreciéndonos así desde unos in crescendo que a más de uno le pondrían los pelos de punta hasta las melodías más suaves e intimistas. 

Finalmente, tras meses de trabajo y postproducción, la película se presentó en pase de prensa el 25 de diciembre de 1962. Las críticas fueron buenas, tanto que en febrero del año siguiente el film se presentó a concurso en la XVII edición del Festival de Cannes. Allí, Robert Mulligan ganó el premio especial Gary Cooper y la cinta, valorada por expertos hasta el momento, obtuvo su crítica final al enfrentarse al gran público en su estreno oficial el 14 de febrero. El éxito fue rotundo, con una recaudación de 13.129.846 millones de dólares, Matar a un Ruiseñor se convirtió en un taquillazo que no hacía más que cosechar aplausos y buenas críticas.
Gregory Peck tras ganar el Oscar a Mejor Actor 

Con el apoyo de expertos y público, la película obtuvo 8 nominaciones en los Oscar de 1963, de las cuales al final se alzó con 3 estatuillas: Mejor Guión Adaptado para Horton Foote, Mejor Dirección Artística y Mejor Actor para un sorprendido Gregory Peck, que tras 4 nominaciones fallidas no esperaba conseguir el premio. 

En definitiva, no os recomiendo ver este film por los galardones o por el hecho de que ocupe el puesto 25 en la lista de las 100 mejores películas de la historia, os la recomiendo porque no ver, por lo menos una vez en la vida, Matar a un ruiseñor es un pecado tan grande como el que el propio Atticus describe en la que es una de sus frases insignia


“Matar un ruiseñor es un grave pecado, porque los ruiseñores no hacen otra cosa que cantar para regalarnos el oído. No picotean los sembrados, no entran en los graneros a comerse el trigo,… no hacen más que cantar con todas sus fuerzas para alegrarnos”.

FUENTES:
Web:
http://es.wikipedia.org/wiki/Matar_un_ruise%C3%B1or
http://es.wikipedia.org/wiki/To_Kill_a_Mockingbird_%28pel%C3%ADcula%29
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/14/videos/1363278392_445680.html
http://rodriguezdesousa.blogspot.com.es/2009/04/breves-apuntes-sobre-la-pelicula-matar.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Mulligan
http://es.wikipedia.org/wiki/Gregory_Peck
http://elpais.com/diario/2010/08/07/babelia/1281139955_850215.html







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